6.1.09

5d

Hoy nos toca una historia con enmascarados, dijo Martín. ¿Por qué con enmascarados?, quiso saber Guillermo. No se vale hacer preguntas, cortó Glinda. ¿Por qué no?, insistió Luna. Esas son las reglas y no vamos a discutirlas a estas alturas, dijo La Nena. Bueno, cuento con enmascarados será, dijo Olga. ¿Puedo jugar también? llegó Ígor. ¡No se vale hacer preguntas! dijeron todos. Era una vez un capitán... empezó Luna. Así no, así no se vale, dijo Ninfa. Una vez el Captain Peace llegó a una alegre isla en la que estaban celebrando el carnaval, dijo por fin Olga, que ya estaba perdiendo la paciencia. Así, sí, dijo Martín. Todos estaban alegres probándose sus trajes y ensayando los pasos de baile que iban a usar mientras danzaban en la calle, dijo Ígor recordando las escuelas de samba. Había pastorcitos y pastorcitas, dijo Ninfa. Policías y ladrones, dijo Martín. Reyes y reinas, dijo Glinda. Enanos y gigantes, dijo La Nena que amaba los contrastes. Mendigos, rotos, pordioseros, leprosos, enumeró lentamente Luna. Deudores del banco mundial, no pudo evitar decir Ígor. ¿Qué? dijo Martín. ¡No se vale hacer preguntas! dijeron todos. Bueno, bueno... había también hadas y magos, dijo resignado Martín. Y, por supuesto, dijo Olga, todos estaban enmascarados.

Los enmascarados fueron llegando a la calle en la que iba a celebrarse el gran baile de carnaval, dijo Guillermo. Todos venían contentos, dijo Glinda. Con sus trajes y sus máscaras y su grupo de música, dijo La Nena. Con estandartes y tambores y pitos y flautas, dijo Martín. Todos querían ser vistos y oídos, dijo Olga. Todos querían ser amados, dijo Ígor mirando a Olga. Lo que querían era divertirse, dijo Ninfa. Pero nadie sabía que detrás de toda esa alegría se escondía la tristeza, dijo Luna, sombrío. Pero faltaba mucho rato para que llegara la tristeza, se apuró a decir Martín. Mucho, mucho rato, insistió Ninfa abriendo de par en par los ojos como en advertencia. Por ahora lo importante era dejarse llevar por la música, dijo La Nena. Olvidarse del sonido del amenazante silencio, dijo Guillermo. ¡Y bailar! ¡y danzar! ¡y ser felices!, cantó Glinda levantándose y acompañando el canto con un baile. No pensar en que hay un mañana, dijo Ígor. En que detrás de las máscaras de ovejas puede haber lobos, dijo Olga. Que en cualquier callejón oscuro amenaza la muerte, dijo Luna. ¡Así no se puede! se quejó Martín. Se supone que éste es un cuento de fiesta, dijo Glinda. No, dijo Luna, éste es un cuento de enmascarados. Pero es un cuento de carnaval, protestó Ninfa. Y los enmascarados son traicioneros, dijo La Nena sin hacerle caso. Pueden esperarte en la oscuridad y herirte a quemarropa por la espalda, dijo Guillermo. Pueden saquearte tu casa y llevarse todas tus cosas, dijo Olga. Pueden separarte de lo que más quieres en el mundo, dijo Ígor. Este juego está herido de muerte, sentenció Luna y se levantó para irse.

No hay comentarios: